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martes, 5 de febrero de 2013

Los orígenes del consumo de la cerveza


Si escuchamos la palabra cerveza somos pocos los que la asociamos a la alimentación mediterránea…. a pesar de que las cañas y las claras nos acompañan durante todo el año, especialmente en el verano, bien fresquitas.
Si buscamos en el baúl de la memoria histórica encontramos que las cervezas más antiguas de Europa se han documentado en la Cueva de Can Sadurní de Begues, en la provincia de Barcelona. Las investigaciones que se realizaron, permitieron identificar las evidencias de un taller artesanal de elaboración de cerveza. Los análisis de residuos realizados sobre molinos, silos y vasos cerámicos sacaron a la luz una cerveza de cebada aromatizada con madroños que se habían consumido en el neolítico antiguo post-cardial, es decir hace mas de 5000 años. Ahora se experimentan para recrear su posible sabor como se hizo anteriormente con las cervezas neolíticas de Ambrona (Soria) o la del Bronce Final de Genó (Aitona, Lleida).
mapa_cerveza1Los pueblos del Mediterráneo consumían cerveza, incluso los griegos, que la llamaron zythos, aunque estos últimos no la apreciaron demasiado. Plinio comentaba que las cervezas más conocidas se elaboraban en Egipto, en la Galia (Francia), y en Hispania (España y Portugal).
En Hispania se elaboraban cervezas de trigo y cebada, e incluso de bellotas. Éstas incluso podían envejecer, seguramente, gracias a conservantes y aromatizantes como la artemisia, el romero y el tomillo, aderezados con miel. Floro y Orosio comentan que los numantinos, que formaban parte de los pueblos celtibéricos, llaman caelia o celia,a la cerveza que preparaban a base de trigo. Ante el sitio de Numancia las fuentes escritas relatan que los numantinos se entregan a la lucha ” tras haber bebido antes una gran cantidad no de vino, por cuanto en aquel lugar no lo produce, sino de un jugo de trigo de confección artesana, al que llaman ‘celia’”.
Los íberos desarrollaron una producción comercial empleando contenedores específicos para su traslado, las ánforas ibéricas de boca plana. La presencia de cerveza en este tipo de envases ofreció así más datos sobre la cuestión de los contenidos de estas ánforas sobre las que no se disponía de informaciones literarias y las marcas y epígrafes documentados no facilitaban datos interpretables hasta el momento.
El vino no llegó a la Península Ibérica hasta miles de años después de la mano de los fenicios y los griegos. Las cráteras para diluirlo en agua y las copas para beberlo se generalizaron entre las élites indígenas que seguían la moda de los colonizadores aunque no se adoptó el consumo de acuerdo a sus convencionalismos. De hecho Polibio critica a un dirigente íbero que seguía bebiendo cerveza empleando los utensilios destinados al vino.
anforas_romanasA partir de la llegada de los romanos se produciría la dicotomía social del vino y la cerveza que perduró por siglos. En el norte de Europa, la cerveza conservó su primacía precisamente porque no existían las condiciones para la elaboración de vinos. Los monasterios se convirtieron en los principales focos de producción cervecera. El lúpulo se convirtió en el principal conservante y se incorporó el característico sabor amargo que identifica a la cerveza hasta el día de hoy.
En España la cerveza quedó relegada a las clases populares y no volvió a renacer hasta la llegada de Carlos I que la introdujo en la corte. Desde entonces su consumo no ha dejado de crecer. Actualmente, se están recuperando antiguas recetas de cervezas, se elaboran cervezas artesanales y de tipo “gourmet” y los más importantes chefs del país las están incluyendo en sus recetas y proponiendo maridajes con tanto con la gastronomía tradicional como con las nuevas creaciones.
Por ello, hoy es nuestro deber continuar promoviendo la cerveza como un auténtico producto mediterráneo ¡En ella se reúne el sabor de una larga tradición!

Tresserras J. Juan Carlos M,  (2010) – Los orígenes del consumo de cerveza

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